miércoles, 30 de julio de 2014

El Gachillas



En Huete, allá por los años cuarenta también se jugaba al fútbol en el célebre campo llamado “El Gachillas”, denominado así por su tierra arcillosa y colorada que, cuando llovía, formaba un barro parecido a las gachas, que era un comida muy frecuente  entonces  en todas las casas.
Estaba ubicado en un erial entre la vía del Ferrocarril, en dirección a Cuenca, y la carretera de Verdelpino. Exactamente el campo se delimitaba desde debajo de la farola situada en la vía del Ferrocarril, que servía para parar al tren antes de llegar a la estación cuando ésta estaba ocupada,  hasta la mencionada carretera de Verdelpino.

Allí se practicaba el fútbol normalmente cuando se cerraban los comercios; entonces se reunían los dependientes, muy numerosos en aquel entonces, y otra serie de jóvenes para jugar y entretenerse.
 
Terreno actual donde se ubicaba el campo "El Gachillas"


Para hacer los equipos se echaba a pies, que consistía en ponerse dos personas, una frente a otra a un metro y medio, y avanzar poniendo un pie delante de otro hasta que se juntaban. Al que le tocaba cruzar el pie entre los dos ese empezaba a elegir compañeros para hacer el equipo. En función de los que estaban se repartían a la mitad, lo mismo se jugaba ocho contra ocho que diez contra diez.

Cuando terminaba el partido o se hacía un descanso, para refrescarnos nos acercábamos a una fuente o nacimiento llamada “del Piejo”, situada a unos cien metros del campo, nada más cruzar el río Borbotón, a la derecha de la carretera. Este nacimiento tenía una poza, allí nos lavábamos y nos refrescábamos, esa era la ducha de entonces.

También enfrente del campo, cruzando la carretera junto al río Borbotón, está la Huerta del Verdejo, donde había un moral y un peral, donde se sembraban pepinos y tomates. Si el dueño estaba nos dejaba coger, si no se los tomábamos prestados para reponer fuerzas.


 Había competiciones entre distintos pueblos de la comarca, la mayor rivalidad estaba con Carrascosa del Campo.

Uno de los primeros equipos estaba formado por: 
Porteros: Tacolo y Emeterio. Jugadores de campo: Angel (Churruca), Felix y Antonio (Calzillas), José Salmerón, Joaquín Delgado, Gonzalo Navarro (El maño), Rafael Crespo (El flecha), José Crespo, Antonio (Pin), Juan José (Fotógrafo), Antonio y Juanito Gómez, Garde.


También se jugaba en los barrios; en el de San Gil se jugaba al fútbol en la era de D. Mariano Covisa, donde está hoy el almacén de Butano. El equipo se formaba con los Corpas, Carrascos, Iglesias, Quinteros, Castos, Biches, Chileras, Langeños, entre otros. Para bolear también se iba al camino de Vellisca.
En Atienza se jugaba al fútbol en la era de D. José Vicente, el muletero, frente a la fábrica de harina de Degando. El equipo en este caso lo formaban los Reneses, Aceites, Capullos, Serios, Aranas, Caracoles, Cheles, Lillos, Sacarrunes, Cordeleros, etc.

Jugábamos los dependientes contra los independientes. Los independientes eran de los dos barrios, y los dependientes, como es natural, de todos los comercios y negocios que había en Huete. Teníamos entre los 14 a 17 años. Por nombrar algunos, Domingo, Ramiro, Germán, Juanito, Paco, Agustín, Jesús, Florentino, Pedro, etc…


Era raro el día que no llovía, entonces se armaba un barrillo de aúpa. El calzado de muchos eran alpargatas con suela de goma, alguno con un buen agujero en la suela,  por lo que era fácil escurrirse y darse un buen porrazo cuando caías a la cuneta. Luego nadie te conocía por el fango que llevabas, más el dolor que iba por dentro. También se jugaba a  los bolos en la era de la Compañía, donde actualmente está el cuartel y para bolear se iba al camino de la Fuente Dulce.

Podíamos estar contando cosas todo el día, sólo lo haremos de dos  anécdotas. La primera sucedió en un día que tuvimos que ir a jugar un partido a Vellisca, por cierto que ganamos 5 a 1; pero lo gracioso fue que, cuando bajamos del tren en la estación, yendo  todos  cogidos con el brazo por encima tapando toda la carretera, no nos dimos cuenta que venía un caballo desbocado con su jinete encima. Nos partió en dos un grupo, uno por la izquierda y otro por la derecha, con la mala fortuna que a Juanito “churripampla” lo pisó el caballo rompiéndole el traje por la manga, menos mal que era el único que llevaba traje.


La segunda sucedió cuando fuimos a jugar a Cuenca con los juveniles. Nosotros  éramos mayores, pero nos dieron una soberana paliza 5 a 0, una manita como ahora se dice. Estábamos acostumbrados a jugar en campo pequeño y la Fuensanta se nos hizo un calvario, no llegamos a puerta.

No les contamos más anécdotas porque les cansaríamos, nos es grato recordar algunas cosas de nuestra niñez.
Agustín Iglesias y Pascual Martínez- VolOptenses

1 comentario:

  1. Buen trabajo y muchas gracias por dar a conocer, especialmente a los más jóvenes, historias como éstas. Saludos.

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